Llega la octava propuesta de esta serie de 13 Distopías que se estudiarán en los libros de historia, una obra publicada inicialmente por entregas a comienzos de los años 50 en la revista Galaxy Science Fiction. En el marco de esta serie, cuenta con dos peculiaridades que la diferencian de las anteriores recomendaciones, pues es la primera escrita a dos manos, y la primera en la que la crítica al sistema económico destaca sobre la crítica al sistema político: Mercaderes del espacio, de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth.
Mercaderes del espacio presenta una sociedad futurista en la que el poder político está absolutamente supeditado al poder económico; en la que los intereses de las grandes corporaciones son ley; y en la que los grandes señores del comercio tienen la capacidad de vigilar y someter al resto de la población a través del consumo. Se trata de un sistema absolutamente estratificado y desigual en el que las posibilidades de supervivencia y bienestar dependen del papel que cada quien tenga en este engranaje hipercapitalista: consumidor/a, productor/a, vendedor/a, ejecutivo/a… En una sociedad en la que la ley del mercado impera, el protagonista de estas aventuras literarias no podía ser otro que un afamado publicista, en lo más alto de la pirámide social social al inicio de la historia. Pero, tras conocer una realidad que dista mucho de la plácida comodidad de la que disfruta desde su privilegiada posición, es degradado hasta lo más bajo de esta cadena, lo que lo obliga a emprender un viaje vital que lo confrontará con las creencias que mantuvo durante toda a su vida. Durante este proceso entrará en contacto con una facción de la sociedad considerada por la mayoría como peligrosa, violenta y marginal, lxs consistas (anticonsumistas), que lo ayudarán a abrir los ojos a la realidad de su sociedad y actuar.
Cyril M. Kornbluth (1923-1958) y Frederik Pohl (1919-2013) estuvieron desde muy jóvenes unidos por su profunda afición a la literatura fantástica, a las publicaciones pulp y a la edición underground. Pero también su visión crítica de la creciente sociedad de consumo de la América de los años 40 unió a estos dos autores en el colectivo de ciencia ficción Futurians, del que también formaron parte otros grandes nombres de las letras como Isaac Asimov o Donald A. Wollheim. De hecho, la obra de Pohl, más extensa que la de Kornbluth (debido a la prematura muerte del segundo) estuvo siempre profundamente marcada por su pensamiento comunista, antirracista y antifascista, por su experiencia sindicalista y por su breve pertenencia a las Juventudes Comunistas.
Son muchos los estudios y artículos que aún hoy destacan la capacidad de Kornbluth y Pohl para predecir, a comienzos de los años 50, el poder que el mercado llegaría a conseguir en las sociedades capitalistas occidentales, y hasta qué punto a vida individual y colectiva, los proyectos vitales, el ocio o las relaciones humanas vendrían condicionadas por nuestro papel como productorxs o consumidorxs dentro del sistema solo unos años después, en un proceso que no parece llegar a su fin. La eliminación de las fronteras políticas (para los capitales) y de las identidades culturales (para las sociedades) descritas por los autores se anticipa al galopante fenómeno de la globalización nacido no mucho después de la publicación del texto, intensificado a finales del siglo XX y aún hoy en proceso de expansión. La progresiva privatización de los servicios básicos que deberían estar garantizados para todo ser humano nos llevan, poco a poco, a un horizonte similar al presentado en el libro. Los estragos del capitalismo más atroz en el medioambiente (la degradación de los ecosistemas, la explotación de los recursos) y en las personas (una desigualdad social que permite que convivan las tecnologías más avanzadas con la carencia de bienes básicos; la opulencia con la desnutrición; el despilfarro con la miseria) son ya perfectamente perceptibles, e indiscutibles, desde hace muchas décadas. Y también en el mundo imaginado por Kornbluth y Pohl las personas sensatas, críticas y comprometidas son perseguidas por el sistema. Lxs consistas, representantes en estas páginas de los movimientos ecologistas, anticapitalistas, decrecentistas, antiglobalización, etc., son tachadxs de terroristas, vistxs como un peligro público, perseguidxs y eliminadxs. Pero, tanto en la ficción como en la realidad, la resistencia no cede ni cesa.